Renovarse o caer en las lenguas muertas y las disciplinas clásicas
Manuel Arcila Garrido - Rafael J. Gallé Cejudo
Decano y Vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCA
Decano y Vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCA
Esta disyuntiva encabezaba un reportaje publicado el pasado domingo 18 de abril en las páginas de este periódico sobre el campus universitario de la ciudad de Cádiz y su necesidad de mejorar. Según quien lo firmaba, algunos profesores de la UCA mostraban su preocupación por el campus de la capital al que, además de afectado por otros problemas estructurales, sentían abandonado a titulaciones como Filología Clásica cada vez menos demandadas. Estoy seguro de que erró la redactora en la interpretación de sus fuentes de información, porque sinceramente cuesta creer que nuestros colegas hayan recurrido entre sus argumentos a uno tan simplista y poco sólido. En cualquier caso, habría sido deseable que hubiera venido a la Facultad de Filosofía y Letras a informarse de primera mano en uno de los, al parecer, focos del problema de la falta de alumnos del campus de la capital. Entiendo, además, que cuando se refiere a disciplinas clásicas lo hace pensando en las de humanidades, porque no creo que sea Medicina, que es la más antigua y por lo tanto la más clásica de las que se imparten en el campus de Cádiz, pero a la vez es una de las más demandadas, así que sí, debo entender que se refiere a las nuestras.
Renovarse. En la Facultad de Filosofía y Letras le hubiéramos informado sobre la oferta de los nuevos Grados, todos renovados en sus planes de estudio, algunos de los cuales con altísima demanda, otros exclusivos en el distrito único andaluz y otros, como Filología Clásica, reorganizado desde sus cimientos y modernizado en su estructura para diferenciarlo de los de otras universidades andaluzas y ofrecer a sus alumnos un mayor abanico de salidas profesionales. Le hubiéramos informado también de los premios obtenidos por algunos profesores de esta titulación en proyectos de innovación y renovación metodológica y también le habríamos proporcionado datos sobre los proyectos de virtualización de titulaciones como la citada para abrirlas a alumnos no residentes en Cádiz. Por último también la habríamos puesto al día sobre la oferta de dobles títulos que se está preparando en el centro con el fin de compensar la ratio de los títulos menos demandados.
Caer en lenguas muertas. Entiendo también que se refiere al griego y al latín. Habría bastado una breve visita a la Facultad para haberle informado de la diferencia entre una academia de idiomas y los estudios filológicos, o de la necesidad de formación de un filólogo en los distintos estadios cronológicos de una lengua y su literatura. ¿Está acaso más muerto el griego de Homero que el castellano del Mío Cid, el inglés de Ben Jonson o el francés de Béroul? ¿Se puede hacer una buena crítica literaria o excelente investigación lingüística sobre el texto del Amadís, pero no sobre el de Virgilio? Por último, convendría que supiera que de cara a la Institución la rentabilidad de un título no sólo se miden en términos de demanda de alumnado y esto también lo saben nuestros colegas de profesión. Concretamente, el departamento del que depende la mayor parte de la docencia en la titulación de Filología Clásica concentra un altísimo número de sexenios de investigación, algunos de los grupos de investigación más solventes (de excelencia) del ámbito de las humanidades en Andalucía y una producción científica nada despreciable.
Quizá el error de base esté en ver la solución de los problemas del campus de la capital en la llegada -a lo mister Marshall- de titulaciones de humanidades con una altísima demanda, pero que, en contrapartida, no sabemos cuáles son las tasas de inserción laboral. En cambio, para Filología Clásica, mira por dónde, ha habido que contratar profesorado fuera de Andalucía, porque faltan profesionales de la especialidad.
Renovarse. En la Facultad de Filosofía y Letras le hubiéramos informado sobre la oferta de los nuevos Grados, todos renovados en sus planes de estudio, algunos de los cuales con altísima demanda, otros exclusivos en el distrito único andaluz y otros, como Filología Clásica, reorganizado desde sus cimientos y modernizado en su estructura para diferenciarlo de los de otras universidades andaluzas y ofrecer a sus alumnos un mayor abanico de salidas profesionales. Le hubiéramos informado también de los premios obtenidos por algunos profesores de esta titulación en proyectos de innovación y renovación metodológica y también le habríamos proporcionado datos sobre los proyectos de virtualización de titulaciones como la citada para abrirlas a alumnos no residentes en Cádiz. Por último también la habríamos puesto al día sobre la oferta de dobles títulos que se está preparando en el centro con el fin de compensar la ratio de los títulos menos demandados.
Caer en lenguas muertas. Entiendo también que se refiere al griego y al latín. Habría bastado una breve visita a la Facultad para haberle informado de la diferencia entre una academia de idiomas y los estudios filológicos, o de la necesidad de formación de un filólogo en los distintos estadios cronológicos de una lengua y su literatura. ¿Está acaso más muerto el griego de Homero que el castellano del Mío Cid, el inglés de Ben Jonson o el francés de Béroul? ¿Se puede hacer una buena crítica literaria o excelente investigación lingüística sobre el texto del Amadís, pero no sobre el de Virgilio? Por último, convendría que supiera que de cara a la Institución la rentabilidad de un título no sólo se miden en términos de demanda de alumnado y esto también lo saben nuestros colegas de profesión. Concretamente, el departamento del que depende la mayor parte de la docencia en la titulación de Filología Clásica concentra un altísimo número de sexenios de investigación, algunos de los grupos de investigación más solventes (de excelencia) del ámbito de las humanidades en Andalucía y una producción científica nada despreciable.
Quizá el error de base esté en ver la solución de los problemas del campus de la capital en la llegada -a lo mister Marshall- de titulaciones de humanidades con una altísima demanda, pero que, en contrapartida, no sabemos cuáles son las tasas de inserción laboral. En cambio, para Filología Clásica, mira por dónde, ha habido que contratar profesorado fuera de Andalucía, porque faltan profesionales de la especialidad.
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